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martes, 22 de marzo de 2011
Despertar
Desperté de repente, sobresaltado por los golpes de la realidad.
Aún podía recordar el último sueño. Tú estabas allí. Dentro de mis fantasías.
La oscuridad gobernaba mi habitación y el silencio secundaba las conversaciones de la noche.
Un sabor amargo inundó mis labios al descubrir que tu amor era un complejo sueño construidos con deseos apasionados.
Encender la luz no era la opción adecuada. Si lo hubiera hecho, el efecto residual del sueño se habría esfumado en el olvido de la claridad. Quería cerrar los ojos y volver a soñarte.
Al menos allí era feliz.
Al menos allí, en los sueños, la alegría era real.
Intentaba sumergirme en los sueños pero mis pensamientos no me dejaban. Algo había hecho mal. Algo me había dejado solo.
Solo.
SOLO.
No debía pensar. Los pensamientos matan a los sueños. Y yo no quería matarte. Te necesitaba. Mi cama estaba vacía.
El silencio era absoluto. Las conversaciones nocturnas convergían en las garras de la realidad.
Ya era tarde para regresar.
Desperté, ahogándome en la realidad.
Te escapaste de mis sueños una vez más.
Publicado por
Cristian Barbaro
a las
23:54
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Etiquetas:
Microrrelatos
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Confirmo una vez más que eres todo un romántico, Cristian!!! :D
ResponderEliminarSon cosas que pasan...
ResponderEliminarTengo una parte que es sensible (jaja) y le gusta lo dulce...
GRACIAS...