V. LA MUERTE ES EL FILO DE LA VIDA
(ASES BAJO LA MANGA)
1
Marcos miraba a sus compañeros. No sabía cómo comenzar a contar la historia que habían vivido los últimos dos días. Martín no entendería nada y Agustina creería que estaba loco, aunque el hecho de que vieran desaparecer a esos dos ángeles en medio de un intenso destello de luz podría fortalecer su relato. Agradecía a Dios que no hubiera nadie en la cancha, en el buffet solo estaba el loco que atendía pero estaba ensimismado en algún partido de la B. Bien, era hora de contar toda la verdad.
Agustina se secaba las lágrimas con la manga de su camiseta mientras Laura continuaba abrazándola. Alejandro y Martín esperaban sentados en una mesa que se encontraba fuera, en el patio. Marcos los miraba a todos. Sabía que esto aún no terminaría, pero no sabía por qué.
―Vos me pediste que te explicara todo este asunto. Bien, llegó la hora de aclarar muchas cosas ―dijo mirando a Agustina.
Empezó desarrollando el momento en el que, con Ale, encontraron a Renso en el baldío, totalmente desnudo y con una ala rota. En ese momento le contó a Laura que se había quitado sus alas porque estas intensificaban los sentimientos de los humanos y que lamentaba habérselo ocultado, ella no dijo nada, solo lo observaba. Dijo que lo había hecho por amor y un poco más para adornar el relato. Contó todo lo que pudo, de vez en cuando Agustina le preguntaba alguna cosa y él se la respondía. Alejandro ayudaba cuando era necesario.
―Es así, Agustina. Él está enamorado de vos y se sacrificó por amor. Ahora miralo, vino su señora, una vieja bruja que se lo llevó tirándolo de las orejas.
―Y además está muy buena ―observó Martín.
Cuando Marcos estaba por terminar de contar su relato, resumido, unos veinte minutos después, apareció un nuevo personaje en escena.